Kathrine Switzer, la primera mujer en correr oficialmente el maratón de Boston, compartió una emotiva charla durante el Runners Day organizado por Microbiot Fit y, en entrevista con Excélsior, subrayó la importancia de seguir abriendo caminos para las mujeres en situaciones vulnerables a través del deporte.
Durante su conferencia, Switzer recordó que la salud va más allá de lo físico: también implica bienestar mental y emocional.
“La vida no se trata de lo que nos pasa, sino de lo que hacemos con ello”, afirmó al dirigirse a un auditorio joven pero adulto, destacando la importancia de la gratitud, la perseverancia y la creación de un legado.
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De la primera milla a cambiar el mundo
Switzer relató en una plática el Runners Day de Microbio Fit que comenzó a correr a los 12 años por sugerencia de su padre, quien le enseñó que “la vida es para participar, no para ser espectador”. Con pequeñas metas diarias, como correr una milla cada día, Switzer desarrolló disciplina y fortaleza mental que le permitirían más tarde enfrentarse a barreras sociales.
Su persistencia la llevó a formar parte del equipo de entrenamiento de la Universidad de Syracuse, en una época en la que las mujeres no podían competir oficialmente. Fue allí donde surgió su deseo de correr el maratón de Boston, pese a que en aquel entonces las mujeres no eran aceptadas en esa competencia.
Tras un duro entrenamiento y con la complicidad de su entrenador Arnie Briggs, Switzer logró inscribirse como “K.V. Switzer” en 1967, convirtiéndose en la primera mujer en completar la carrera de manera oficial, aunque no sin enfrentar obstáculos: durante la carrera, un oficial intentó expulsarla a la fuerza.
El nacimiento de un movimiento
Después de su histórica participación, Kathrine Switzer dedicó su vida a abrir espacios para otras mujeres en el deporte. Organizó más de 400 carreras femeninas en 27 países y fue una figura clave en la incorporación del maratón femenino a los Juegos Olímpicos de 1984.
“Si creas un espacio seguro y accesible, las mujeres aparecerán, no en decenas, sino en miles”, dijo.
A partir de su número de carrera, el 261, surgió un símbolo de resiliencia y valentía que la llevó a fundar la organización 261 Fearless, una red global que promueve la participación de mujeres en el deporte, independientemente de sus circunstancias sociales o culturales.
Una nueva esperanza para mujeres refugiadas
En entrevista exclusiva con Excélsior, Switzer compartió un logro reciente que la llena de orgullo: la creación del primer grupo de mujeres refugiadas afganas en Viena, Austria, dentro del programa 261 Fearless.
“Hay millones de mujeres que todavía no tienen oportunidad: no pueden estudiar, no pueden conducir, no pueden elegir a sus parejas”, lamentó.
Sobre las mujeres afganas refugiadas, relató:
“Estas mujeres nunca imaginaron que podrían experimentar esta libertad, alegría y amistad. Ahora, a través de sus teléfonos, le envían mensajes a sus familias diciendo: ‘No tienes que vivir así, hay esperanza’”, expresó emocionada.
Una de las frases más poderosas que escuchó de una participante fue: “El Talibán no puede alcanzarme aquí”.
Switzer destacó que estas experiencias demuestran el profundo poder transformador del deporte: “El correr les ha cambiado la vida de forma profunda. Y es un recordatorio de que debemos seguir creando oportunidades en todo el mundo”.
Las lecciones que dejó a su audiencia
Antes de cerrar su intervención, Switzer dejó varios aprendizajes para la vida:
- Haz tu tarea: prepárate siempre para alcanzar tus metas.
- Muéstrate: nada sucede si no tomas el primer paso.
- Perdona: el resentimiento solo frena tu crecimiento.
- Apoya a otros: brindar oportunidades puede transformar realidades.
“Compartir tu alegría de correr, ayudar a alguien a dar su primer paso, cambia su vida… y también cambia la tuya”, concluyó.
bgpa