LIMA (EFE).— El descubrimiento de un “altar de fuego” de unos cuatro mil años de antigüedad, utilizado exclusivamente para ceremonias de gran importancia y con acceso limitado para las élites, permitirá desentrañar más secretos de las actividades sagradas de Caral, la civilización más antigua de América, que floreció al norte de la actual Lima.
Este altar es considerado un “testimonio de la producción de conocimientos en ciencia y tecnología” de Caral. Se empleaba en ceremonias privadas en que se incineraban ofrendas de cuentas, fragmentos de cuarzo, peces, moluscos y productos agrícolas, según informan los investigadores.
Fue encontrado por el equipo de expertos de la Zona Arqueológica Caral (ZAC), que lidera la arqueóloga peruana Ruth Shady, en el sector denominado Era de Pando de la civilización que se desarrolló hace 5,000 años en el valle limeño de Supe.
Se construyó en el lado oeste de un edificio piramidal mayor, “como recinto subsidiario de actividad secundaria a las ceremonias centrales llevadas al cabo en el edificio principal”.
Se trata de un recinto de forma circular, que mide siete metros de diámetro y está precedido por un patio rectangular de 16 metros de largo por 8 de ancho, al que se accede por una escalera que desciende desde el salón ceremonial del lado oeste del edificio piramidal.
“En la civilización Caral, los altares de fuego fueron construidos en los edificios públicos piramidales de mayor importancia de la ciudad, así como también en espacios próximos a las residencias principales. A ellos solo tenían acceso determinadas autoridades religiosas, políticas y sociales”.
La llamada Era de Pando comprende uno de los principales asentamientos de la civilización Caral, con una historia que se remonta hasta hace cuatro mil años.
Se encuentra en el valle bajo y en la margen derecha del río Supe, a 12.5 kilómetros desde la costa y a una altura de 200 metros sobre el nivel del mar.
El sitio abarca 57.93 hectáreas y está conformado por 48 edificios, distribuidos alrededor de un espacio central, cuatro de los cuales son edificios piramidales mayores y cuatro menores, mientras que los otros 40 son templos de menores dimensiones y residencias de diferentes características.
Cuando la Ciudad Sagrada de Caral, considerada patrimonio mundial de la humanidad, estaba en su apogeo, la zona de Era de Pando era solo un pequeño asentamiento con uno o dos edificios piramidales, después pasó a formar parte de la jerarquía de asentamientos distribuidos en todo el valle.
“Era de Pando destaca por su importancia a través del tiempo, su monumentalidad y su rol jerárquico en la historia de la sociedad caralina”, destacaron los investigadores, antes de señalar que “se han encontrado, además de las edificaciones, diferentes objetos de la vida doméstica y ceremonial, como figurinas, instrumentos de piedra y otros de material orgánico”.
De un vistazo
Orígenes
Cuando la Ciudad Sagrada de Caral, considerada Patrimonio Mundial de la Humanidad, estaba en su apogeo, la zona de Era de Pando era un pequeño asentamiento con uno o dos edificios piramidales y después pasó a formar parte de la jerarquía de asentamientos.
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