En plena era de la automatización y el avance acelerado de la inteligencia artificial, una tendencia inquietante comienza a consolidarse entre los líderes tecnológicos más influyentes del mundo: el impulso a jornadas laborales más largas, intensas y con menos descansos.Carlos Slim, Elon Musk y Sergey Brin —tres de los hombres más ricos del planeta— coinciden en que trabajar más horas no solo mejora la productividad, sino que también eleva los ingresos y el rendimiento individual. ¿Qué tanto sacrificio están dispuestos a pedir a sus empleados?TE PUEDE INTERESAR: ¿Las 40 horas afectarán a las empresas pequeñas y medianas?, comenta Monreal ÁvilaELON MUSK: TRABAJO INTENSIVO O ABANDONOElon Musk, director ejecutivo de Tesla, SpaceX y dueño de X (antes Twitter), ha sido uno de los principales defensores del “trabajo duro”. Según sus propias palabras, sus equipos en el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) en Estados Unidos laboran hasta 120 horas a la semana.“Trabajar el fin de semana es un superpoder”, afirmó Musk en su red social.Esta filosofía de trabajo la implementó desde que adquirió Twitter, imponiendo jornadas extenuantes bajo la advertencia de que quien no pudiera seguir el ritmo, debía abandonar la empresa. Para Musk, los empleados que solo trabajan 40 horas semanales simplemente no están a la altura.DATO CURIOSO: En una semana de 7 días, 120 horas equivalen a más de 17 horas de trabajo diario sin descanso.SERGEY BRIN: “60 HORAS ES EL PUNTO DULCE”El cofundador de Google, Sergey Brin, también se suma a la postura de Musk. Según un memorando interno citado por The New York Times, Brin considera que trabajar al menos 60 horas por semana es lo ideal para alcanzar el máximo nivel de productividad, especialmente en proyectos clave como Gemini, la nueva inteligencia artificial de Google.“Recomiendo estar en la oficina al menos todos los días laborables”, escribió Brin.Para alcanzar las 60 horas semanales, los empleados deberían optar por jornadas de 12 horas de lunes a viernes, o bien, trabajar todos los días 8 horas, pero sin días de descanso.Además, criticó duramente a quienes solo hacen lo mínimo indispensable para conservar su empleo, calificándolos de “desmoralizantes” para el resto del equipo.CARLOS SLIM: “MEJOR TRABAJAR MÁS Y GANAR MÁS”Carlos Slim, el empresario mexicano más influyente, ha sostenido que una jornada laboral de 48 horas semanales permitiría a los trabajadores mejores ingresos y mayor poder adquisitivo.“¿Qué es mejor, ganar mucho más y vivir mejor, o trabajar menos y ganar menos?”, preguntó en una entrevista.Aunque su propuesta parece más moderada que la de sus homólogos estadounidenses, Slim también se opone a reducir la jornada laboral a 40 horas, como lo promueven algunos movimientos laborales y gobiernos en Europa y América Latina.DATO CURIOSO: En México, la ley laboral vigente establece una jornada máxima de 48 horas semanales, exactamente lo que Slim considera ideal.¿UNA NUEVA ÉTICA DEL TRABAJO O UNA REGRESIÓN?Las opiniones de estos tres magnates reavivan una antigua tensión entre productividad y calidad de vida. Mientras en países como Francia y Suecia se exploran modelos de semana laboral de 4 días, los líderes tecnológicos piden justo lo contrario: más horas, más presión, menos descanso.Esta dicotomía deja en el aire una pregunta clave para millones de trabajadores alrededor del mundo:¿Estamos ante una evolución del trabajo o frente a una peligrosa romantización del agotamiento?TE PUEDE INTERESAR: ¿No te han depositado tu saldo a favor? Debes hacer este trámite si el SAT rechazó tu devoluciónEl auge de la tecnología no solo está redefiniendo los modelos productivos, sino también las expectativas laborales. Las propuestas de Slim, Musk y Brin pueden parecer extremas, pero revelan una mentalidad cada vez más influyente en el mundo empresarial: la productividad como fin supremo, incluso a costa del equilibrio personal.Mientras el debate se intensifica, el reto para gobiernos, empresas y trabajadores será encontrar un modelo que combine innovación con bienestar humano. Porque, al final, no se trata solo de cuántas horas se trabaja, sino de cómo y para qué se trabaja.
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