
La trayectoria de Camila Villegas estuvo siempre enfocada en el teatro, en lo colectivo. Sus historias, ya sea que fueran pensadas para el público infantil o no, fueron creadas pensando en que serían llevadas a escena, con sus consabidas restricciones. Pero en “Lo demás es silencio” (Tusquets, 2024), la autora emprendió un viaje en solitario, pero a la vez acompañado.
La que es su primera novela la llevó de vuelta a Chihuahua, donde vivió un tiempo hace años junto a tribus rarámuris —experiencia de la que surgió la obra “Jacinto y Nicolasa” que llegó a escenarios saltillenses—, para establecer un drama que se mueve entre lo familiar y lo colectivo.
“Estoy muy feliz de ir a Saltillo a presentarla […] pues la historia se desarrolla en el norte de nuestro país”, comentó la escritora en entrevista con VANGUARDIA a propósito de la presentación de su libro en la Feria Internacional del Libro Coahuila 2025 (FILC) esta semana.
Cuando se publicó la novela tuvimos oportunidad de platicar con ella. En ese momento aseguró que “el gran personaje de la novela es la comunidad y esa comunidad que es multifacética y que está construida de muchísimas voces. Por eso arranca el libro con dos árboles genealógicos y por eso también quería contar una historia donde los lazos, los vínculos, entre hermanos, padres e hijos, vínculos amorosos, fueran importantes, tuvieran ese protagonismo”.
Ahora, a casi un año de entonces, reflexiona sobre la recepción que ha tenido el libro y en particular cómo ha sido la experiencia al ser su primera novela en contraste con lo que pasa cuando publica un texto dramatúrgico.
“Son dos universos completamente distintos, a pesar de que los dos están dentro de la lógica de contar historias […] Siento que escribir una obra de teatro es un trabajo de ingeniería, sí hay esta cosa de creación, pero es un edificio que tiene que sostenerse y en la novela sí encontré como una mayor libertad para jugar con el lenguaje, incluso incluso la cantidad de personajes. Escribir teatro en México va de la mano de producir el montaje”, compartió.
Asimismo, señaló que en el teatro puede ver las reacciones del público —incluso las negativas—, aunque en la literatura es más común recibir mensajes de las y los lectores compartiendo su experiencia, comentarios o reseñas sobre la obra.
El libro “Lo demás es silencio” se presentará este miércoles 7 de mayo a las 17:30 horas en la Sala Julio Torri, pero también participará en el conversatorio “Teatro y memoria familiar” el jueves 8 junto a los coahuilenses Ignacio Garibaldy y Mabel Garza Blackaller, con la moderación de Mauro Marines, a las 19:00 horas en la misma sala.
Al respecto de este espacio reflexionó cómo la familia siempre está muy presente en su obra, desde textos como el ya mencionado “Jacinto y Nicolasa”, donde estas relaciones son cruciales para el drama, hasta “Lo demás en silencio”, cuya trama gira en torno a todo un árbol genealógico.
“Me parece que es imposible crear un personaje si no es a partir de su dinámica relacional, o sea del lugar que está ocupando en el mundo, pero no tanto un lugar físico, sino un lugar psicológico y motivo. ¿Quién es quién es él o ella en relación a sus pares? Porque si algo me gusta del teatro es el espíritu comunitario, que es indispensable para que el teatro exista. Y al final creo que lo mismo sucede con los personajes”, compartió.
Asimismo, se planteó qué tan involucrados están sus propios lazos familiares en su obra y lo que escribe, empezando por que el hecho de ser madre la mueve a crear teatro para la niñez. Pero estos temas se explorarán a fondo en el conversatorio.