El Palacio de la Música recibirá a la directora mexicana Gabriela Díaz Alatriste y a la chelista polaca Bárbara Piotrowska.
Como informamos, estas dos artistas protagonizarán un programa que combina excelencia musical y una reflexión profunda sobre el papel de la mujer en la música clásica, con la Orquesta Sinfónica de Yucatán.
Gabriela vuelve al podio de la OSY tras más de una década de su primera participación con la orquesta, en 2012. “Ha sido un gusto enorme regresar con la OSY. Esta invitación fue una grata sorpresa y todo se alineó para que se pudiera llevar a cabo”, expresa la directora, quien también celebra el reencuentro con la solista invitada.
“Me da mucho gusto volver a trabajar con la maestra Bárbara. Ya habíamos compartido escenario antes, y hacerlo ahora, en este contexto, lo hace aún más especial”, explicó.
El programa incluye obras de dos compositoras notables; “Kauyumari” de Gabriela Ortiz, y Sinfonía “Gaélica” de Amy Beach. Además del Concierto para Violonchelo de Edward Elgar.
“Me encantó que el programa incluyera a dos mujeres compositoras excelsas. A Gaby Ortiz la conozco desde jóvenes, somos colegas, y he tocado varias de sus obras. La sinfonía de Amy Beach tiene más de 100 años, pero nunca se había tocado en esta orquesta; es una pieza que debería estar en el repertorio estándar sinfónico”, destaca.
Pionera en la dirección
A lo largo de su carrera, Gabriela es considerada la primera mujer designada oficialmente como directora titular de una orquesta en México, cuando en 2009 asumió la titularidad de la Orquesta del Instituto Politécnico Nacional. Un hito que no ha estado exento de retos.
“No creo que hoy alguien diga abiertamente ‘una mujer no’, pero aún hay muchas resistencias sutiles. El problema es que todavía no se da una verdadera equidad. Las directoras estamos completamente preparadas para asumir cualquier reto, pero abrir esos espacios es lo más difícil”.
“Para mí, hacer música es hacer vida. Me emociona igual que cuando tenía ocho años. Es mágico. Y esa magia la vivimos juntos, con los músicos, con el público”, dice con emoción.
A las jóvenes que sueñan con una carrera musical, les deja un mensaje muy puntual. “Si yo he podido vivir de esto, aunque no con las mismas oportunidades que un director, por supuesto que hoy en día una joven que ame la música puede lograr mucho más. Que lo hagan, que estudien, que no se detengan. Y si es necesario que exijan su derecho”, concluyó.
No le gustaba el violonchelo
Por su parte, Bárbara Piotrowska llega a Mérida con una historia que parece compuesta por los hilos del destino y la música. En entrevista, compartió los giros insospechados que la llevaron a tomar el violonchelo —un instrumento que no deseaba— y a convertirlo en una extensión de su alma.
Nacida en Polonia, su inicio musical fue tardío según los estándares europeos. A los 10 años pidió ser pianista, pero en su escuela sólo había cupo para violonchelo. “No quería, no sabía qué era, pero me convencí”, cuenta entre risas. Tres años después, gracias a concursos escolares y sus propias grabaciones en cassette, empezó a enamorarse de su instrumento.
A los 15 años se mudó sola a Varsovia para seguir su formación. “Fue difícil, pero alucinante. Descubrí otro mundo totalmente. En Varsovia hay siete orquestas y una ópera nacional. Escuchar a jóvenes como yo, tocar a ese nivel fue increíble”.
Hoy, Bárbara vive en Veracruz, junto a su esposo mexicano, y ha encontrado en el país un nuevo hogar. “Como artista, puedo moverme a donde sea, aún sin conocer el idioma, pues la música es el idioma universal”, afirmó. México tiene algo especial. Aquí el público viene a emocionarse, no a juzgar, como muchas veces pasa en Europa, y eso cambió mi vida”.
Al hablar de la obra que interpretará con la OSY, el Concierto para violonchelo en mi menor, Op. 85 de Edward Elgar, se emociona y confiesa que tiene un lugar central en su corazón. “Es mi obra favorita. La conocí a los 17 años, pero la primera vez que la toqué con orquesta fue en México, en Boca del Río y debo confesar que lloré al final del concierto”.
Piotrowska destaca la profundidad emocional de la pieza. “Tiene pasajes virtuosos, pero también una reflexión sobre el dolor, sobre la humanidad, sobre la esperanza. Elgar estaba muy desilusionado del ser humano tras la guerra, pero aún así hay luz”.
Consciente del legado femenino que rodea esta obra —fue impulsada por las solistas Beatrice Harrison y Jacqueline du Pré— Bárbara encuentra una conexión especial en interpretarla bajo la dirección de una mujer. “Elgar no era mujer, pero su obra se hizo grande gracias a ellas. Este concierto, con Gabriela en el podio, cierra un círculo precioso”.
Entusiasmadas por estar en Mérida
Ambas artistas coinciden en su entusiasmo por presentarse en Mérida. “Me encanta esta ciudad”, dice Díaz Alatriste. “Estar aquí, con esta orquesta, haciendo este repertorio, me hace profundamente feliz”.
Piotrowska, por su parte, invita así al público: “Todo es perfecto: Elgar, la orquesta, la directora y este público maravilloso. No puedo pedir más. Espero que no falten a disfrutarlo”.
El concierto es hoy a las 8 de la noche y el domingo 25 a las 12 del día, en el Palacio de la Música. Los boletos están a la venta en la recepción del Palacio y en sinfonicadeyucatan.com.mx.— Darinka Ruiz Morimoto
Powered by WPeMatico