Por Aaron Boxerman, Bilal Shbair and Iyad AbuheweilaPara Abdelhalim Awad, quien tiene una panadería en el centro de Gaza, la esperanza de que lleguen alimentos a los gazatíes hambrientos se ha convertido en algo parecido a los interminables informes sobre la cercanía de un alto al fuego: un rumor constante que está a la vuelta de la esquina, pero siempre fuera de su alcance.El miércoles, días después de que Israel anunciara que iba a flexibilizar su bloqueo de la ayuda humanitaria a Gaza, parecía que muy poca o ninguna de la comida, el combustible y las medicinas que se necesitaban desesperadamente había llegado a los palestinos con hambre.TE PUEDE INTERESAR: Rechaza Bufete de abogados que Américo Villarreal contrató sus servicios para litigas asuntos personalesSegún Israel, decenas de camiones con suministros han entrado a Gaza por el paso fronterizo de Kerem Shalom, controlado por Israel. Pero las Naciones Unidas no han podido hasta ahora trasladar ningún camión de Kerem Shalom a almacenes dentro de Gaza, según dos funcionarios de la ONU, que solicitaron el anonimato para poder compartir detalles delicados.Stephane Dujarric, portavoz de la ONU, dijo el martes que los equipos de la ONU habían esperado durante varias horas el permiso israelí para dirigirse al paso fronterizo. Pero no pudieron “garantizar la llegada” de esos suministros a los almacenes de ayuda, dijo en una conferencia de prensa.Awad dijo que las Naciones Unidas le habían informado a él y a otras personas de que algunos cargamentos de harina podrían llegar el miércoles. Pero aunque lo hicieran, solo sería una mella para el hambre diaria que se generalizó en Gaza bajo el bloqueo israelí.“Aunque recibamos algo de harina hoy, parece que no tendremos nada cercano a lo que se necesita para alimentar a la gente”, dijo Awad.Mientras tanto, los palestinos afectados por la prohibición de dos meses impuesta por Israel a los alimentos, el combustible y otros suministros se han quedado esperando. Los retrasos sugieren que es probable que la distribución de la ayuda en toda Gaza lleve tiempo, incluso mientras Israel amenaza con una gran ofensiva terrestre que podría desmoronar todo el proceso.“Hoy comeremos sobre todo lentejas o pasta”, dijo Riyadh al-Housari, un joven de 25 años de la ciudad de Gaza, en una entrevista telefónica. “Comemos una sola comida a última hora de la tarde. Es una sola comida y no hay otra”.El bloqueo de Israel ha hecho que la situación sea tan grave que los gazatíes corren un “riesgo crítico de hambruna”, dijo este mes un grupo de expertos respaldados por la ONU. Proyectaron que decenas de miles de niños podrían sufrir desnutrición aguda si continuaban las restricciones. Israel argumentó que el informe se basaba en datos y supuestos erróneos.El empeoramiento de la crisis humanitaria en Gaza ha suscitado un creciente oprobio internacional contra la campaña israelí contra Hamás. Incluso los aliados de Israel —quienes ofrecieron un vigoroso apoyo después de que los ataques dirigidos por Hamás el 7 de octubre de 2023 iniciaran la guerra— han expresado su frustración e incluso su ira por el conflicto y su costo para los palestinos civiles.Esta semana, el Reino Unido, Francia y Canadá denunciaron el bloqueo israelí y la ofensiva terrestre planeada en términos inusualmente crudos y duros, calificándolos de “desproporcionados” y “atroces”. El martes, el gobierno británico dijo que suspendía las negociaciones sobre la ampliación del acuerdo de libre comercio entre ambos países en señal de protesta.El miércoles, el recién ungido papa, León XIV, se unió al coro que pedía que se permitiera la entrada de ayuda en la Franja de Gaza. Describió la situación como “cada vez más preocupante y dolorosa” e instó a “la entrada de ayuda humanitaria digna y a poner fin a las hostilidades”.Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí, rechazó las críticas internacionales y reiteró su amenaza de una gran escalada de la guerra en Gaza. Describió la próxima ofensiva terrestre como el golpe final y decisivo contra Hamás, y añadió que, al término de la misma, “todo el territorio de Gaza estará bajo control de la seguridad israelí”.La prohibición israelí de la ayuda humanitaria comenzó a principios de marzo, al finalizar la fase inicial de un alto al fuego de dos meses entre Israel y Hamás. Se suponía que ambas partes estaban negociando los siguientes pasos de la tregua. Los funcionarios israelíes argumentaron que las restricciones tenían como objetivo presionar a Hamás para que hiciera concesiones.El impacto sobre los gazatíes de a pie fue inmenso: las organizaciones de ayuda suspendieron sus operaciones al disminuir las reservas de alimentos, y el precio de estos se disparó. A finales de marzo, Israel puso fin a la tregua con un bombardeo masivo y reanudó su ofensiva contra Hamás en Gaza.Este mes, funcionarios de organismos de ayuda advirtieron que el hambre generalizada se había convertido en una realidad cotidiana. Pero durante semanas, Israel se negó a permitir que las agencias de ayuda reanudaran sus operaciones a menos que aceptaran nuevas condiciones israelíes, supuestamente para impedir que los suministros cayeran en manos de Hamás.Los dirigentes israelíes insistieron públicamente en que Gaza seguía teniendo abundantes reservas de alimentos. Pero, a puerta cerrada, algunos oficiales militares concluyeron en privado que los palestinos de la zona podrían sufrir inanición en cuestión de semanas.Incluso Estados Unidos —uno de los partidarios más incondicionales de Israel durante todo el conflicto— empezó a sugerir que la crisis humanitaria se estaba descontrolando. La semana pasada, el presidente Donald Trump dijo que “mucha gente se muere de hambre” en la Franja de Gaza y que Estados Unidos estaba trabajando para aliviar la situación.Tras esos comentarios de Trump, las autoridades israelíes cedieron el domingo por la noche, anunciando que empezarían a permitir la entrada de pequeñas cantidades de alimentos.Sin la llegada de nueva ayuda, muchos habitantes de Gaza intentan que las provisiones de las que disponen duren el mayor tiempo posible. “Ya no planificamos las comidas”, dijo Sabah ِAbu al-Roos, de 63 años, en la ciudad central de Deir al-Balah. “Simplemente trabajamos con lo que podemos conseguir”.Según varios gazatíes, a menudo se venden productos como berenjenas y tomates a precios exorbitantes. Abu al-Roos dijo que un vendedor de un mercadillo local había estado vendiendo una sola cebolla a 8,50 dólares.Iman Jundiyeh, madre de cuatro en la ciudad de Gaza, dijo que solo podía soñar con las comidas habituales que solía disfrutar antes de la guerra: fragantes filetes de cordero; pollo, papas y arroz; y maftoul, una especie de cuscús palestino.Ahora depende casi exclusivamente de los comedores de beneficencia que aún consiguen guisar ollas de lentejas y otros alimentos básicos para multitudes de palestinos desplazados. Todo lo demás no está disponible o es demasiado caro, dijo.“Ayer mismo, mi hijo me rogó por una sandía”, dijo Jundiyeh. “Me eché a llorar con él”.c. 2025 The New York Times Company
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